sábado, 4 de septiembre de 2010

Paleta mentolada



Sabía que su sabor era una delicia en el país donde los falsos sabores no existen y los artificiales solo son una buena línea para inventar historias tristes que se desquebrajan en el mismo instante en el que llegan a las fantásticamente reales, era como leer un cuento del libro aquel de pasta dura que abría una y otra vez cuando de pequeña me abrazaba la noche.

Así, surge de esa manera instántanea esta paleta mentolada, que no existe mas que en ese cuadro que hice ayer, cuando soñaba. No escuchaba nada, sólo el respirar sereno de mi amante perfecto, quien junto a mí, disfrutaba de igual forma, el excitante sabor.

Mundo azulado...
Paleta mentolada, originalmente cargada por Lucía geS.

2 comentarios:

  1. Mundo a su lado, definitivamente.

    Tu fotografía irradia excesos pictóricos, lo cual me encanta, es lo que más me gusta de la fotografía y del ojo. Esa habilidad de provocar extrañeza en lo más cotidiano, de perder la vista en la claridad de una pintura. El arte, sin más, para mí siempre ha sido sólo literatura y pintura, y sólo a ellos los he considerado artistas, a los grandes, a los locos, a los engreídos, a los Van Gogh y a los Miller, a los Caravaggio y a los Pasolini, a los Nietzsche y a los dioses y demonios.

    Cuando Deleuze habla de las fuerzas plásticas en el pensamiento de Nietzsche, no dice por decir, dice sin cesar lo que es auténtico. Nietzsche utilizaba la palabra fuerza como un embargo artístico de la naturaleza. A Nietzsche le placía apropiarse de la naturaleza, de lo salvaje, pero nunca en el sentido de que un caballo se convierta en perro, sino con la intención de que tanto el caballo y el perro entendieran su lengua.

    Eres estridente visualmente, pero no veo como tus fotografías se reducen a la crítica OBSERVADORA, creo que tus imágenes tienen algo de musicales.

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  2. Yo también eh creido eso, cuando hablas de que mis imagenes tienen algo de musicales, creo definitivamente que es cierto, y eso es algo que existe en lo más profundo de mi, me empuja a acercarme al lente y expulsar todo en un cuadro perfecto, porque ya no es, sino que pasa a la galería de mis recuerdos en multiplicidad de imagenes, que se plantan, así... hablando por ellas mismas. Sucesos.

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