Expuestos, como carne de cañón
volvieron los rostros cadavéricos
a posar sobre el alquitrán,
no tenían porque seguir, sin embargo bailaban,
gritaban y sus gritos se volvían uno
al compás de su pensamiento que en
momentos se ahogaba
débil y doloroso, agonico.
Como quien pierde una guerra sin siquiera luchar
por haber estado ahí, en el absurdo reflejo de la locura.
volvieron los rostros cadavéricos
a posar sobre el alquitrán,
no tenían porque seguir, sin embargo bailaban,
gritaban y sus gritos se volvían uno
al compás de su pensamiento que en
momentos se ahogaba
débil y doloroso, agonico.
Como quien pierde una guerra sin siquiera luchar
por haber estado ahí, en el absurdo reflejo de la locura.
La única manera de seguir
era cuando los huesos al quebrarse
sonaban música seductora
que se infiltraba en los más oscuros placeres,
era fácil encontrarlos muertos y resucitados
en letargos profundos de días sin nombre y sin inicio,
solamente con el fin como la nota principal de cada vida,
que se perdía sin saber siquiera
donde y cuando es que existía.
era cuando los huesos al quebrarse
sonaban música seductora
que se infiltraba en los más oscuros placeres,
era fácil encontrarlos muertos y resucitados
en letargos profundos de días sin nombre y sin inicio,
solamente con el fin como la nota principal de cada vida,
que se perdía sin saber siquiera
donde y cuando es que existía.
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