Dar muerte a las lajanías, originalmente cargada por Lucía geS.
Nunca un lugar se había quedado tan cerca del estado perfecto de las cosas, donde todos quieren llegar sin saber cuál es el sentido, ya que no existe sentido singular al que apuntarle. Ni el destino, ni las vagas palabras con sabor a sentencias pueden siquiera imaginar que lo único para poder estar ahí de pie, sin apoderarse de falsos argumentos, es contener el aliento en un estado simple y puro, olvidando la sabiduría que implica, aunque ésta se desborde entre las manos.